Antes de salir los mismos estudiantes prepararon pollos asados, acompañamiento y pan de pascua para un encuentro especial. Luego se reunieron en el oratorio de la III Unidad “para pedirle a Dios que nos acompañara y permitiera entregar lo mejor de nosotros a cada una y cada uno de esos cristos que viven excluidos de la sociedad”, relata Miguel Angel Morales, asistente de pastoral de la III unidad. Luego de la oración y reflexión, el diácono Michael Thomas C.S.C les dio la bendición para luego trasladarse a Recoleta y encontrarse con Jesús en el rostro de cada uno y cada una de las personas de la calle.
“Después de entregar los alimentos, de la conversación, de las risas y los abrazos, tuvimos tiempo para hacer oración con el evangelio de nochebuena”, cuenta Miguel Angel. Quisimos leer este evangelio porque no tenemos certeza de cuántos de las personas que estaban ese día en la calle van a poder recibir esta palabra de vida la noche del 24 de diciembre, explica. “Terminamos haciendo oración entre todos y, en ese ambiente de reflexión, una de las personas con las que frecuentemente nos encontramos en la calle, Armando, nos dijo que nuestra acción iba mucho más allá de compartir un alimento o un vaso de café, nuestra principal acción era conversar con ellos, conocerlos y quererlos”.