En el colegio tenemos unos autores de leyendas de lujo. Les presentamos «La leyenda del Cuncuro» de los alumnos del 5to B Carlos Casanueva, María Novoa y Agustina Ramírez. Incluso la ilustración es de su autoría. ¡Bravo georgians!
La leyenda del Cuncuro
Aquella noche estaba especialmente tranquila. Todos en el camping querían ir a dormir, menos Sergio, quien no tenía una pizca de sueño. Es más, si hubiese sido por él hubiese seguido conversando y asando malvaviscos con sus compañeros y sobre todo con la miss Andrea que era la mejor contando historias. Pese a ser muy mayor, tenía la capacidad de captar la atención de los niños por minutos ¡y hasta horas! Una vez que la profe empezaba a hablar, no había quien la parara. Esa noche no fue la excepción, sin embargo, nadie pareció querer escucharla, excepto Sergio, que fue el único que no quiso irse a dormir. Esto porque sabía que todo lo que ella contaba era cierto y, ¡es más!, muchas de las historias que relataba las había vivido en carne propia. Por eso, cuando todos los demás se fueron a dormir, la profe Andrea, consciente de la fascinación que causaban sus historias comenzó a narrar…
En Isla de Pascua en una casita vieja y pequeña, pero cerca del mar vivía mi abuela Rosita, que sabía que su casa no era la mejor, pero la isla sí que lo era, tiene moais y una playa hermosa, sin embargo, tenía algo malo…la leyenda del Cuncuro.
En las profundidades del mar vive el Cuncuro, que es el mismo diablo, pero con cola de sirena. Dicen que él con su tridente, creó a sus ayudantes que son peces con tres ojos y un cuerno de unicornio. Que si alguien los ve tiene que dar 5 vueltas al moai más cercano o tendrá mala suerte por un mes, pero no cualquier mala suerte, el Cuncuro le hará la vida imposible.
Una vez una amiga de mi abuela la fue a visitar, pero antes de bajar de su pequeño bote vio a uno de los peces del diablo, lo malo es que no sabía de la leyenda y no le contó a nadie.
Al otro día, casi cae a un acantilado, luego estuvo en cama por una semana, casi se ahoga en el mar, casi muere atropellada, le dio fiebre de la más alta, y así la mala suerte continuó, al final quedó ciega de por vida.
Eso no me da miedo porque una vez a mí me paso… -dijo la miss Andrea- Estaba yendo a la casa de mi abuela y de la nada vi tres ojos que me observaban desde el agua, enseguida corrí a casa de mi abuela y le conté, ella me dijo de la leyenda y salí corriendo al moai más cercano, pero en el camino me tropecé, me picó una abeja y soy alérgica, vino un ladrón y me tapó los ojos para robarme, pero se dio cuenta de que no llevaba nada. Cuando llegué al moai di 5 vueltas y cuando volví a casa de mi abuela, ¡ya estaba a salvo!
Y esa es la leyenda del Cuncuro.