Mucha alegría llenó nuestra vecina Parroquia San Francisco de Sales el pasado sábado 5 de octubre. Hasta allá llegaron los 82 georgianos que eligieron confirmar su fe ante el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós. Junto a ellos sus familias, padrinos, madrinas y amigos los acompañaron en este paso tan importante en su vida de fe. La misa fue concelebrada por los sacerdotes de la Congregación de Santa Cruz padres José Ahumada C.S.C, superior del distrito Chile-Perú; James McDonald C.S.C, rector del colegio; padre David Halm C.S.C, director de pastoral; padre Michael Thomas C.S.C, capellán de la III Unidad; padre Vincent Rozario C.S.C, capellán de la I Unidad y el padre Rodrigo Valenzuela C.S.C, asesor del rector. 

“En la serenidad o en la turbulencia, en una Iglesia donde brilla la virtud de los cristianos o en una Iglesia donde se enrostra una y otra vez los pecados, abusos y delitos de los cristianos, Dios va haciendo su obra: la historia de salvación continúa con nosotros” dijo con fuerza el Arzobispo de Santiago durante su homilía. Continuó: “Todos nosotros ahora les miramos a ustedes y cada uno de ustedes puede decirnos: hoy se cumple la promesa de Jesús, hoy me confirma sellándome con su Espíritu Santo. A mí me envía para ser su testigo, para anunciar la Buena Noticia, el Evangelio de que Dios nos ama, de que Jesucristo nos ama hasta morir por nosotros en la cruz, de que Jesús es la gracia y la fortaleza que nos permite amar incluso a nuestros enemigos, a los que hablan mal de nosotros, a quienes nos calumnian y persiguen. Por eso, este día de su confirmación debe ser de entusiasmo y de alegría para ustedes y para todos nosotros».

La confirmada Catalina Covarrubias fue la alumna encargada de dar su testimonio y contar cómo fue el proceso desde decidir confirmarse, enfrentar sus dudas y llegar hasta el final. “Si bien hasta ese momento, mi fe y el vínculo que tenía con Dios eran pilares indiscutibles en mi vida, cuestioné la decisión. Al igual que muchos de ustedes tenía dudas, no sabía exactamente a qué me enfrentaba y si era para mí o si estaba preparada”, dijo a los presentes. “Con el tiempo encontré mi motivación, pensé en los valores que nos enseñó Jesús, en las muchas formas que hay de hacer y vivir la iglesia, y decidí iniciar el proceso (…) Las reuniones que tuvimos fueron espacios en los que yo me abría a conversar distintos temas en mi comunidad, en los cuales nosotros dábamos nuestras opiniones frente a distintos puntos. Gracias Mike por darnos siempre el espacio para desarrollar nuestras opiniones. De estas reuniones yo salía con esa sensación de ser mejor persona, de querer ser efectivamente una mejor persona”.

Con el correr del tiempo, las dudas volvieron. “Para resolver mis cuestionamientos me acompañaron mi madrina y mis papás y si bien fue difícil, aclaré mis inquietudes y seguí con el proceso, tomando la decisión de confirmarme para ser parte no solo de esta iglesia, sino también de aquella que todos nosotros estamos llamados a formar, una iglesia nueva, tal cual como las comunidades que formamos nosotros y con esto traer los cambios que queremos para la iglesia del futuro”.

Un momento de inflexión fue cuando se integró al proyecto pastoral Encuentro en la calle, donde se comparte mensualmente con personas en situación de calle en el sector de La Vega central: “Reflexioné mucho sobre esta gran desigualdad y la actitud que mucho de ellos toman sobre cómo enfrentar la vida. Finalmente, todos decidimos cómo enfrentar nuestras vidas, como enfrentar cada dificultad. Si ahora me preguntaran ¿por qué te confirmas? Yo afirmaría que es porque quiero vivir bajo los valores que Jesús nos enseñó, quiero transmitir eso. El colegio nos ha enseñado muchas formas de poder vivir el mensaje de Jesús… pero con la que elijo quedarme es con la participación en los proyectos pastorales, porque a través de éstos creo que podemos hacer tangibles las palabras de Jesús. Ver la sonrisa en aquellas personas más necesitadas, a pesar de todo su sufrimiento, me hace creen en Dios, tener fe en que esto de acá, lo terrenal, no es lo único y tampoco lo más importante”, finalizó.

Tras la ceremonia hubo abrazos, emoción y fotos, todo para celebrar este sello que ahora llevan nuestros alumnos: la de constructores de una Iglesia y una sociedad al estilo de Jesús.

Testimonio completo de Catalina Covarrubias
Hola, buenos días, me llamo Catalina Covarrubias. Estoy aquí para dar mi testimonio y contar mi experiencia en este proceso de preparación que hoy llega a su fin.

Mi proceso de confirmación partió el año pasado, cuando me enteré que este proceso iniciaba el año siguiente. Si bien hasta ese momento de mi vida, mi fe y el vínculo que tenía con Dios eran pilares indiscutibles en mi vida, cuestioné la decisión. Al igual que muchos de ustedes tenía dudas, no sabía exactamente a qué me enfrentaba y si era para mí o si estaba preparada. Para ayudarme con esta decisión hablé con muchas personas, un sacerdote me sugirió que hiciera el proceso y si al finalizarlo no estaba segura, que no me confirmara. El problema era que yo no quería hacer el proceso para al final no confirmarme, necesitaba tener alguna certeza antes de comenzar. Con el tiempo encontré mi motivación, pensé en los valores que nos enseñó Jesús, en las muchas formas que hay de hacer y vivir la iglesia, y decidí iniciar el proceso.

Le comenté a mi familia la decisión tomada. Era importante que ellos me acompañaran, porque si bien nunca me obligaron a hacer este proceso, ellos son los que me inculcaron la fe, la búsqueda del ser mejor persona y finalmente han sido constructores de la vida que he llevado en torno a la religión.

Las reuniones que tuvimos fueron espacios en los que yo me abría a conversar distintos temas en mi comunidad, en los cuales nosotros dábamos nuestras opiniones frente a distintos puntos. Gracias Mike por darnos siempre el espacio para desarrollar nuestras opiniones.

De estas reuniones yo salía con esa sensación de ser mejor persona, de querer ser efectivamente una mejor persona. Definitivamente esa sensación se convirtió para mí en un sello de las reuniones en el colegio, y claro, si nuestro colegio tiene ese sello único, ese que te hace sentir especial y por eso creo que, a diferencia de muchos, nuestro proceso de Confirmación es y será siempre muy especial, no solo por lo que vivimos hoy, sino por todo el camino que vivimos juntos para llegar hasta acá.

Este lindo proceso ha sido acompañado por las madrinas y padrinos que hoy están acá. Una elección que no estuvo libre de complicaciones, porque nadie nos dijo que era en verdad difícil tener que elegir. Teníamos que pensar en una persona de confianza, cercana y que nos pudiera guiar en la religión. Mi familia me ha guiado por el camino de la fe, mis padrinos de bautismo, con los cuales tengo una relación muy cercana, han sido un pilar en este camino, me han ayudado en todo y me han enseñado mucho. Por eso tenía claro que iba a escoger a alguno de ellos.

Cercano a la primera reunión con padrinos le pregunté a mi tía si quería ser mi madrina de confirmación y desde ahí ella ha estado muy presente en este camino de preparación. Ha sido una gran guía cuando he tenido dudas e inquietudes en este andar.

Hubo un momento del periodo en el cual tuve grandes dudas. Especialmente relacionadas con la institución de la iglesia. Me replanteé todo lo que llevaba y pensé incluso en no terminar la formación. Para resolver mis cuestionamientos me acompañaron mi madrina y mis papás y si bien fue difícil, aclaré mis inquietudes y seguí con el proceso, tomando la decisión de confirmarme para ser parte no solo de esta iglesia, sino también de aquella que todos nosotros estamos llamados a formar, una iglesia nueva, tal cual como las comunidades que formamos nosotros y con esto traer los cambios que queremos para la iglesia del futuro.

Junto con las reuniones participé en “La calle”, un proyecto pastoral que sin duda me marcó. Este es un proyecto que consiste en ir a la Vega Central de noche, a dar un poco de cariño a las personas que viven ahí a través de un trozo de pan y un poco de sopa. Para mí fue impactante, frustrante y me dio impotencia ver a familias, personas mayores, que deberían estar con sus familias, y niños de mi edad en esa situación. A pesar de todo, muchos de ellos seguían con una sonrisa. Reflexioné mucho sobre esta gran desigualdad y la actitud que mucho de ellos toman sobre cómo enfrentar la vida.

Finalmente, todos decidimos cómo enfrentar nuestras vidas, como enfrentar cada dificultad.

Si ahora me preguntaran ¿por qué te confirmas? Yo afirmaría que es porque quiero vivir bajo los valores que Jesús nos enseñó, quiero transmitir eso. El colegio nos ha enseñado muchas formas de poder vivir el mensaje de Jesús… pero con la que elijo quedarme es con la participación en los proyectos pastorales, porque a través de estos creo que podemos hacer tangibles las palabras de Jesús. Ver la sonrisa en aquellas personas más necesitadas, a pesar de todo su sufrimiento, me hace creen en Dios, tener fe en que esto de acá, lo terrenal, no es lo único y tampoco lo más importante.

Ahora puedo decir que este período que hemos vivido a lo largo del año es una etapa tanto de crecimiento espiritual como mental, de encuentro con Dios y conmigo misma. Ha sido un lindo proceso, enriquecedor, que se sintetiza perfectamente en el retiro que tuvimos la semana pasada, en el cual tuvimos muchos momentos de oración, meditación y reflexión. Este fue el cierre perfecto a todo lo vivido. Un proceso que se quedará con un lindo recuerdo en mi corazón y será el motor para comenzar esta nueva etapa como confirmada.

Me gustaría que todos pudieran hacer el proceso en años futuros, que no se cegaran por no creer en la Iglesia o por tener aprensiones por los momentos actuales que la institución puede estar pasando, porque este proceso te cambia y te da otra visión para mirar el mundo.

Fotografías: Jorge Salomón para iglesiadesantiago.cl